4/4/07

El jurado no es democracia: es demagogia

El juicio por jurados es la demagogia aplicada a la justicia



























Los juradistas, bajo el disfraz democrático, se ajustan el ropaje demagógico: tratan de instalar que el jurado es el pueblo. Eso es totalmente falso. Nunca nos cansaremos de remarcar que —a diferencia de los jueces que son elegidos por los representantes del pueblo— el jurado no es el pueblo, ni ha sido elegido por el pueblo.

La elección del jurado al azar en el padrón electoral es tan democrático como lo sería... ¡la elección del Presidente de la Nación por sorteo! Lo que caracteriza a todas las democracias es la representación electiva, esto es, que los ciudadanos eligen a sus representantes mediante el voto. Una persona sorteada al azar no es elegida ni representa a nadie.

El juicio por jurados es puro marketing. Es un maquillaje demagógico concebido para conformar a la ciudadanía. No tiene la finalidad de mejorar la justicia (a la cual se la degrada en extremo) sino la de dar legitimidad a cualquier decisión que se tome (aunque sea aberrante).


La idea de los demagogos es conformar a las personas a toda costa. Es hacerles creer que la justicia está en buenas manos, aunque no lo esté. Lo más importante para los demagogos no es la justicia del caso, ni los derechos de las víctimas, ni la libertad personal del imputado. Lo fundamental para los demagogos es contentar a las masas para que queden satisfechas de haber participado en la administración de justicia.

Es inadmisible que se resigne la justicia del caso únicamente para conformar a la gente. Lo fundamental es siempre que se haga justicia, para lo cual es menester el conocimiento y la experiencia de los jueces letrados. Es siempre mejor obtener fallos justos aunque todos queden descontentos.

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